Introducción
“El Nuevo Testamento está escondido en el Antiguo Testamento”
(Agustín de Hipona, “Doctor de la Gracia”)
A TRAVÉS DE LA BIBLIA tiene como propósito presentar una recopilación de mensajes seleccionados de Charles Haddon Spúrgeon. Ellos serán presentados siguiendo el orden y número de Libros divinamente inspirados que componen LAS SAGRADAS ESCRITURAS. Por ejemplo, en El ANTIGUO TESTAMENTO estarán sólo los Libros considerados como componentes del Canon Sagrado; es decir los llamados protocanónicos, en total 39. Con esta observación, se da por entendido que están excluidos los libros apócrifos contenidos en la Biblia de la versión griega llamada septuaginta o de los setenta (LXX). Dichos libros, son aceptados e incluidos por la iglesia católicoromana y ortodoxa bajo la designación de “deuterocanónicos”; o sea, añadidos con posterioridad al canon, argumento por el cual se encuentran en sus distintas versiones bíblicas. No obstante, cualquiera sea la fundamentación, no justifica sus inclusiones dentro del Canon, puesto que para que así sea, sus Autores debieron ser reconocidos como inspirados, pero divinamente. Tal consideración tiene su razón basado en LAS SAGRADAS ESCRITURAS que dice de Sí misma: “Toda la Escritura es inspirada por Dios…” (2° Timoteo 3. 16); pues cada uno de aquellos escritores testificaron que todo lo que expresaron nunca provino de ellos mismos sino que lo recibieron como revelación de parte de Jehová Dios, cosa que no manifestaron los escritores incluidos en la versión griega. Más aún, algunas de sus “confesiones”, aceptadas como “inspiradas divinamente” contradicen la voluntad expresa de DIOS y fueron tomadas como “dogmas”; cuando en realidad, el mismo Señor dejó explícitamente aclarado en SU PALABRA, que Él no puede contradecirse; pues, dice por medio de Moisés: “Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?” (Números 23. 19). De manera que el principio básico de fe que debe tener un verdadero creyente, es creer que la PALABRA DE DIOS ES UNA, EXPLÍCITA, LITERAL Y SIN CONTRADICCIONES (Inerrante). Por tal motivo, los únicos manuscritos aceptados y transliterados como inspirados divinamente son los de Sus Escritores y Profetas escogidos que fielmente testificaron en sus idiomas originales; la mayoría en hebreo y algunos en arameo.
Dichos escritos se encuentran sólo en algunas Biblias evangélicas y en la Biblia hebrea; aunque sus Libros, siendo los mismos, o sea los protocanónicos, se encuentran en distinto orden y agrupados en 24 Libros con el nombre de Biblia Hebrea o Tanaj, acrónimo de la palabra hebrea (Tanakh) que deriva de los nombres de los tres grupos que la conforman: Torá (La Ley), Neviínm (Los profetas) y Ketuvím (Los escritos). Dicho orden fue establecido por un grupo de sabios rabinos en el siglo II después de Cristo. Aun cuando mucho antes, el mismo Señor Jesucristo, al referirse al ANTIGUO TESTAMENTO, ya lo había hecho según ese orden.
EN EL NUEVO TESTAMENTO está registrado un pasaje que relata el momento en el que el Señor Jesucristo, en Su predicación pública del evangelio se expresa, diciendo: “Escudriñad las Escrituras (A.T.); porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí.” (Juan 5. 39). Luego, en otra oportunidad, después de Su resurrección, les vuelve a decir lo mismo; pero sólo a Sus discípulos (los que creyeron a Dios a la manera de Abraham y a los que habrían de creer de la misma manera por las palabras de ellos (Génesis 15. 6); (Juan 17. 20); (Romanos 4. 3).
Lucas en su evangelio relata que el Señor Jesús djo: “Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés(Torá), en los profetas(Neviínm) y en los salmos(Ketuvím).” (Lucas 24. 44). De manera que tan sólo con esas dos menciones, son más que suficientes para confirmar que todo lo que había acontecido acerca de Su persona ya estaba escrito proféticamente; por tal motivo es que cita, como únicos testigos divinamente calificados, sólo a los escritores y Profetas del ANTIGUO PACTO.
Ahora bien, ¿Qué es lo que revelaron a través de sus profecías los escritores del ANTIGUO TESTAMENTO acerca de Su Persona, y que fuera tan importante tanto para Israel en primer lugar, como para todos los hombres de la Tierra? Fundamentalmente que el lugar de Su nacimiento sería la señal que lo confirmaría como el Mesías de Jehová Dios, promesa revelada por boca del Profeta Miqueas, “Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad.” (Miqueas 5. 2); También profetizaron que Su nacimiento en Belén sería como un niño, siendo Dios el Hijo Eterno: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.” (Isaías 9. 6). También anunciaron que esta milagrosa realidad cuyo acto fue pregonado por Sus Ángeles con gran gozo en los cielos fue cumplida, tal como lo dice Juan en su evangelio citando el ANTIGUO PACTO: “¿No dice la Escritura que del linaje de David, y de la aldea de Belén, de donde era David, ha de venir el Cristo?” (Juan 7. 42), profecías que están en (2 Samuel 7. 12-17) y (Miqueas 5. 2). También profetizaron que cada uno de Sus actos, sin faltar ninguno de ellos, sería cumplido conforme a la Ley. Que Su muerte consumada en el “madero” (la Cruz), y Su resurrección sería conforme a LAS ESCRITURAS. Sucesos que fueron fielmente cumplidos según EL PLAN PREDETERMINADO EN LA ETERNIDAD PASADA. Más aún, también verificaron Sus discípulos, y de la misma manera que hoy puede hacerlo cada uno de aquellos que de corazón busque a Jesús (Yeshuah) como el único y verdadero salvador, que el ANTIGUO TESTAMENTO nos revela que todos esos sucesos escritos y acontecidos fielmente a lo largo de mucho tiempo, fueron conforme a las promesas de Jehová Dios hecha al Patriarca Abram mediante un maravilloso PACTO DE GRACIA. Y que dicho Pacto, sería efectivo basado en la fe de Abram. Ese pacto le fue revelado después de haberle cambiado el nombre de Abram “Padre excelso” por el de Abraham “padre de muchedumbre de gente” (Génesis 17. 5), Asegurándole que serían bendecidos: él, su esposa, y toda su simiente; sólo aquella que le sería dada únicamente por la intervención del poder de Su Gracia y no por voluntad humana. Pero no sólo eso, también le reveló; ¡LAS BUENAS NUEVAS! Es decir ¡EL EVANGELIO! Cuya esencia es nada menos que también, por medio de su simiente y a Su tiempo, serían bendecidas, “todas las familias de la tierra” (Génesis 12. 3), tanto en lo material como fundamentalmente en lo espiritual.
Y así fue como según la promesa, después de 400 años de silencio, llegó el tiempo de Su cumplimiento. JEHOVÁ DIOS nos envió a través de la descendencia de Abraham a SU HIJO ETERNO cómo SU UNGIDO, o Mesías (Mashíaj en hebreo) o Cristo (Christós en griego) cuya misión consumada fue salvar a Su Pueblo. Nación que el mismo Señor Jesucristo está edificando para Sí, según Su elección (Mateo 16. 18), siendo compuesta por algunos judíos apartados de entre judíos, y algunos gentiles apartados de entre gentiles.
El Profeta Isaías en su Libro (conocido también como “el quinto evangelio”), en el Capítulo 53 dice que ese “Varón de dolores, experimentado en quebrantos, vino a este mundo para que, mediante Su Persona y Su obra pudiera reconciliar a todos los pecadores consigo mismo por medio de Su acto más glorioso consumado en la Cruz del Calvario. Allí, en ese madero de maldición y vergüenza, murió “como el cordero de Dios” en forma vicaria, derramando Su sangre preciosa y pura, para la expiación de pecados y redención de Su pueblo. Y también dice: “Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos.” (Isaías 53. 11). Y así es como, en estrecha unión y armonía, EL NUEVO PACTO (También revelado por Santa inspiración) es el cumplimiento “en Cristo” de lo que había sido anunciado en el ANTIGUO PACTO dándolo a su vez, por invalidado, porque lo que fue sombra dio lugar a la sustancia misma de Su Persona. (Hebreos 10. 1).
Por consiguiente, los que creemos que LA BIBLIA fue escrita por inspiración divina, confiamos en la promesa de Jehová Dios cuando dijo en el ANTIGUO TESTAMENTO: “Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.” (Jeremías 31. 33). Y así es como aquellos días tuvieron Su confirmación en Cristo (Yeshuah) cuando dijo, antes de consumar Su perfecta obra en la Cruz, “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.” (Juan 14. 26).
Por tanto, esta verdad: “Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.” Sólo es revelada a los verdaderos creyentes que sólo el Señor conoce como suyos; tal como el Apóstol lo dice en LA ESCRITURA: “Conoce el Señor a los que son suyos” (2 Timoteo 2. 19). De manera que este verdadero milagro, es una verdad incuestionable que es aceptada por fe, sólo por aquellos que, mediante la intervención del Espíritu Santo, volvieron a vivir cuando estaban muertos en delitos y pecados. Este acto de regeneración que es el nuevo nacimiento, es el que produce la dulce humillación del arrepentimiento y la fe sólo en Cristo Jesús como el único y suficiente salvador, (Juan 3. 5-7). Condición que no depende de la voluntad humana mediante el libre albedrío, ni imposición de hombres o pertenencia a alguna religión, sino por El Espíritu quien también produce la convicción de aceptar SU PALABRA y sujetarse a ella como la única autoridad de fe.
Ahora, también sabemos, y mejor que nadie, que SU SANTA PALABRA, fue escrita por “hombres”, argumento que comúnmente emplean los impíos para descalificarla, rechazándola como excusa y sin fundamentos. Pues en realidad, el verdadero motivo de su desprecio es porque aman más las tinieblas que la Luz, la cual pone en evidencia la real condición del hombre y su destino de perdición eterna por causa del pecado, dura verdad que no gusta. ¡Por eso, LA BIBLIA siendo el Libro más leído en el mundo, es a su vez, el más rechazado!
Con respecto a que LAS ESCRITURAS fue “escrita por hombres”, la ocasión exige hacer una aclaración muy importante (y ésta es especialmente para aquellos que la menoscaban diciendo livianamente que "LA BIBLIA fue escrita por hombres” denigrándola a nivel de cualquier otro libro). Es cierto que LAS SAGRADAS ESCRITURAS fue escrita por hombres: pero no cualquier hombre, sino hombres escogidos por Dios, a quienes por medio de Santa inspiración les transmitió Su Palabra para que hablasen en Su Santo Nombre. Por eso dijo: “El profeta que tuviere un sueño, cuente el sueño; y aquel a quien fuere mi palabra, cuente mi palabra verdadera. ¿Qué tiene que ver la paja con el trigo? dice Jehová” (Jeremías 23. 28).
Las evidencias son contundentes e irrebatibles.
1°) ¿Qué otro libro “escrito por hombres” existe en el mundo que tenga las cualidades y características únicas que posee LA BIBLIA? ¿Qué otro libro fue escrito a través de aproximadamente 1.500 años por más de cuarenta escritores distintos? Escritores de diversas culturas e idiomas sin vocación de escritores, tales como: pastores, sacerdotes, reyes, pescadores y médico. Más aún, muchos de ellos con cultura básica y sin conocerse entre sí por ser de distintos lugares y generaciones que hablaron en sus respectivos idiomas, como hebreo, arameo y griego; pero que escribieron fielmente lo que les fue dado por medio del Espíritu Santo a cada uno.
Tal es la perfecta armonía y continuidad del mensaje entre los Libros que la componen, 66 en total, que demuestran tres verdades innegables:
a) Que Su mensaje es único, claro, ordenado y armonioso; que cada uno de sus Libros son como piezas de un rompecabezas que al unirlos encastran perfectamente unos con otros dando una imagen clara y sin contradicciones de Dios y del hombre. Y esto es sólo por una causa; porque en realidad, el escritor fue uno y su mensaje provino de arriba: “del Padre de las luces”, Dios. Siendo Su deseo que todos los hombres conozcan Su Persona, Su Ley, Sus decretos, Sus mandamientos, Su Justicia, y los cumplan (Deuteronomio 29. 29). Pero además, que también todos los hombres reconozcan que no deben vivir engañados por sí mismos y tengan la oportunidad de conocerse tal como son y su triste condición de pecadores cuyo destino final es la perdición eterna a menos que se arrepientan y crean en el evangelio (Marcos 1. 15).
b) Que Su mensaje nos revela que lo dicho anteriormente no fue sólo Su propósito de demostrarnos que a causa de nuestra condición pecaminosa, Dios podría aplicar Su Justicia Soberana y condenarnos a todos sin excepción, sino que también sepamos que, como único y soberano Señor, también es amor, gracia, misericordia y perdón. Que Su soberana voluntad no es condenarnos sino salvarnos por gracia por medio de la fe y no por obras. Que está dispuesto a redimirnos no por méritos propios que podamos aportar, sino para la Gloria de Su nombre; y que ha puesto delante de todos, sin excepción, la opción de elegir entre la vida y la muerte. De manera que depende de la voluntad personal el de elegir entre ser salvos o condenados, creer o no creer, optar entre cielo o infierno. Esa decisión fue delegada al hombre bajo su única y exclusiva responsabilidad insoslayable según el atributo volitivo (libre voluntad) que le fue dado desde la creación del mundo diferenciándolo de todos los otros seres vivientes cuando “sopló Su Espíritu”. Así que, esta oportunidad de elegir sólo entre dos opciones eternas, es en esta vida y depende 100 x 100% de cada hombre. Si elige la muerte, será bajo su responsabilidad, por causa de su rebeldía 100 x 100%; y si elige la vida, deberá ser por medio de la obediente humillación que exige el reconocimiento de ser un pecador que debe arrepentirse de todo pecado y confiar con fe en Jesucristo como el único y suficiente salvador dado a todos los hombres, entonces la responsabilidad de su salvación es 100 x 100% de Dios quien actuará a favor del pecador por medio de SU LIBRE GRACIA SOBERANA.
c) ¿Qué otro libro “escrito por hombres” tiene la autoridad de plantear tal problema sin dobleces, en forma explícita y literal ofreciendo la única solución por gracia y sin precio? ¿Qué otro Libro “escrito por hombres” convierte el alma y conoce los pensamientos y las intenciones de cada corazón? ¿Qué otro Libro es capaz de ofrecer promesas eternas, más allá de esta vida? ¡Ninguno! Sólo LOS ÚNICOS LIBROS agrupados en una Biblioteca Divina que llamamos BIBLIA.
2°) Por último, este segundo argumento es para confirmar que todo lo expuesto anteriormente, es porque no existe ni existirá en el mundo ningún otro libro que formado por un conjunto de libros individuales, escritos por diversos “hombres”, de distintas culturas y generaciones; al unirlos, formen un solo libro como si fuera el resultado de un solo escritor, por más “intelectuales y sabios” que sean y se reúnan para ponerse de acuerdo con el fin de lograr un único mensaje sin que haya contradicciones.
Además, ¿que otro libro, aparte de LA BIBLIA, puede ser “escrito por hombres”, sin que su fin fundamental (explícita o implícitamente) no sea el de exaltar sus propios egos en forma individual con sus limitaciones e imperfecciones, en vez de enviar un mensaje de amor, misericordia y esperanza segura y confiable como lo hace LA BIBLIA con soberana e incomparable autoridad? Repito ¡Ninguno! Comparar LA BIBLIA con cualquier otro libro, no hace más que confirmar lo que dijo el Señor: ¿Qué tiene que ver la paja con el trigo?
Después de esta introducción acerca de LA BIBLIA, el propósito de esta página es organizar los mensajes de Spúrgeon para presentarlos en orden Bíblico desde Génesis al Apocalipsis con el fin de confirmar que toda LA ESCRITURA (Antiguo Testamento y Nuevo Testamento) es CRISTOCÉNTRICA. De manera que cada uno de estos mensajes escogidos de este siervo de Dios, a quien ha dotado de un don particular, pueda ayudarnos a encontrar en cada una de sus prédicas, un rayo de luz desde el principio al fin, que nos conduzca hacia la persona del Señor Jesucristo para aceptarle como nuestro único Señor y suficiente salvador predeterminado como EL CORDERO DE DIOS, desde antes de la creación del mundo, mediante LA LIBRE Y SOBERANA DISPOSICIÓN DEL TRINO DIOS, según EL PACTO DE REDENCIÓN, para quitar todo pecado de una vez y para siempre a todo aquel que le acepte como Señor y salvador.
Domingo Antonio Fernández
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