Introducción 
                      
                    Esta biblioteca de libros  digitales tiene como propósito brindar al lector que esté interesado en conocer  la verdadera SANA DOCTRINA, la mayor cantidad de textos con información de:  teología, Biblia, estudios y comentarios para su edificación cristiana. Cada  tema está confeccionado por reconocidos teólogos, eruditos y predicadores de la  SANA DOCTRINA. A su vez, también contará con algunas de sus biografías y  experiencias espirituales a fin de poder valorar el nivel de sus estudios y  enseñanzas.  
                      
                    El objetivo de este  ministerio es que cada lector después de haberse interiorizado de la fe que  profesamos mediante el diálogo previo y personal en la sección Dialogando con el lector, sepa cuál es  la naturaleza e intención de nuestro propósito. Tal objetivo es que al brindarle,  no sólo los conocimientos básicos y fundamentales de la PURA PALABRA DE DIOS,  sin interés denominacional ni propaganda religiosa, pueda acceder mediante la  confirmación de su fe en LA SANTA PALABRA, a otros textos que tratan diversos  temas con la responsabilidad y el respaldo bíblico que los diferencia de la “teología”  y el “evangelio” espurio que predican algunos “religiosos” y “evangelistas”  como si fueran verdaderos mensajeros de la SANA DOCTRINA; pero cuidado no  son los únicos que la pervierten, también están aquellos lobos que se disfrazan  de ovejas autodenominándose “herederos y guardadores de la tradición  Apostólica”. Pues hoy, más que nunca, y sobre todo en casi toda América, han  proliferado “pastores” y “guías espirituales” que no son más que mercaderes de  la fe. Ellos mismos, con sus tristes y lamentables espectáculos circenses de  “poder espiritual”, “sanación”, “liberación” y “soluciones económicas”,  invocando impíamente al Espíritu Santo, no hacen más que confirmar que estamos  viviendo los últimos tiempos, los  tiempos de la iglesia de Laodicea, “iglesias” que no son frías ni calientes y  en donde no hacen más que decirle a la gente lo que la mayoría quiere escuchar  mientras los despojan económicamente con lo que ellos llaman en forma blasfema  “ofrenda para Dios” o “diezmo”. Dice la escritura al respecto: “Porque vendrá  tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de  oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y  apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas” (2 Timoteo 4. 3-4); “porque raíz de todos  los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron  de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores” (1 Timoteo 6. 10). 
                      
                     Por todo esto, es que hemos decidido agregar  esta biblioteca de Sana Doctrina a  fin de aportar, aunque apenas sea un ínfimo granito de arena en medio de este desierto  árido de pura doctrina y recalcinado por el pecado, sea un refrigerio para sus  almas y un mayor enriquecimiento espiritual conforme a la promesa del Señor  Jesús (Juan  6. 25-58), condición necesaria  para poder alcanzar la santidad, sin la cual nadie verá a Dios (Hebreos 12. 14). Por lo cual, la lectura de LAS SAGRADAS ESCRITURAS  en primer lugar, y buena bibliografía en segundo lugar; son las herramientas  necesarias que pretendemos ofrecer, a fin alcanzar el objetivo de separar lo  precioso de lo vil, la verdad de la mentira y la luz de la oscuridad, “Por tanto, así  dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás;  y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos  a ti, y tú no te conviertas a ellos.” (Jeremías 15. 19).  
                      
                      
                    Comentario acerca de los  escritores incluidos en esta biblioteca 
                      
                    Ante las diversas opiniones  que puedan observarse respecto a determinados temas teológicos que han expuesto  estos notables teólogos que se incluyen en esta biblioteca de SANA DOCTRINA  (aunque faltan muchos). Es necesario aclarar que este ministerio es no  denominacional y a su vez antiecumenista. Nuestro compromiso es sólo con  nuestro Señor a quien queremos servir creyendo y difundiendo SU PALABRA como la  única verdad y autoridad de nuestra fe. Pero, como fue advertido oportunamente,  algunos de estos escritos difieren, no en los acontecimientos escatológicos,  sino en el orden en que se han de cumplir todos y cada uno de ellos en el plan  eterno de Dios a través de todos los tiempos hasta que llegue el fin, el día  grande y terrible, El Día de Jehová. No obstante, lo que realmente importa es  que dichos temas, según las distintas interpretaciones, no son fundamentales desde  el aspecto soteriológico (la soteriología es la parte de la SANTA DOCTRINA DEL  PADRE que trata el asunto de la salvación). 
                      
                    Nuestra visión es  dispensacionalista y premilenialista; pero, más allá de no coincidir sobre el  orden de algunos de esos acontecimientos escatológicos, nos une con cada uno de  ellos, los cinco puntos fundamentales en los que se basan los verdaderos  creyentes que conforman la única y verdadera Iglesia del Señor: “los que  guardan Su Palabra y no niegan Su Nombre”. 
                      
                    Estos son los cinco puntos: 
                      
                    1. SOLA SCRIPTURA (Sólo la Escritura). Sólo ella es nuestra única autoridad de fe en  toda su integridad, sin agregados, ni sustracciones, ni “interpretaciones  dogmáticas” que no son más que perversiones de LA PALABRA DE DIOS:  
                    “Pero persiste tú en  lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que  desde la niñez has sabido las Sagradas  Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es  en Cristo Jesús. Toda la Escritura  es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir,  para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto,  enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3. 14-17); “El profeta que tuviere un sueño, cuente el sueño; y aquel a quien fuere mi palabra, cuente mi palabra verdadera. ¿Qué tiene que ver la paja con el trigo?  dice Jehová” (Jeremías 23. 28); “No  que haya otro (evangelio), sino que  hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo.  Mas si aún nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio  diferente del que os hemos anunciado, sea anatema” (Gálatas 1. 6-9).  
                      
                    2. SOLA FIDE (Sólo la fe). Para Dios  es inútil que el hombre, quien quiera que sea, trate de congraciarse con Él por  medio de méritos, obras, ritualismo o cumplimientos de Su ley (que además es  imposible cumplirla). Está establecido por Dios, aparte de lo que digan o crean  los hombres y las distintas religiones, que la única manera de presentarse ante  Él, ES JUSTIFICADO EN CRISTO POR MEDIO DE LA FE:  
                    “Porque en el evangelio la justicia  de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá” (Romanos 1. 17); “Concluimos, pues,  que el hombre es justificado por fe sin  las obras de la ley” (Romanos 3. 28); “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que  se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan”.  (Hebreos 11. 6).  
                      
                    3. SOLA GRATIA (Sólo la Gracia) La salvación verdadera no se obtiene, por obras, ni por  delegación a “representantes divinos” aquí en la tierra, ni por el bautismo, ni  por tener una religión determinada, cualquiera sea; sino por el designio de Su  buena voluntad según SU LIBRE GRACIA:  
                    “Porque por gracia sois salvos por medio de  la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie  se gloríe” (Efesios 2. 8-9); “Él, de  su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos  primicias de sus criaturas” (Santiago 1. 18).  
                      
                    4. SOLUS CHRISTUS (Sólo Cristo) Está determinado, según el Pacto de Redención dispuesto en  la eternidad pasada por el Trino Dios: que el Padre ofrenda al Hijo como Su  Elegido, Su Ungido, Su Mesías o Cristo, el Hijo se ofrenda a Sí mismo como un  sacrificio de redención eficaz y el Espíritu Santo como administrando y dando  poder para la ejecución de dicho pacto en todas sus partes (Tito 1. 2; Hebreos 13. 20). El mismo Señor Jesús lo confirma diciendo que Él es  el único camino para llegar a Dios por medio de Su salvación “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la  vida; nadie viene al Padre, sino por mí”  (Juan 14. 6); no por pertenecer a una  determinada religión, ni la intercesión de la virgen, ni de los santos o de los  muertos. SÓLO POR CRISTO:  
                    “Este Jesús es  la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser  cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay  salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que  podamos ser salvos” (Hechos 4. 11-12); “Todas las cosas me fueron  entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre  conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar” (Lucas  11. 27).  
                      
                    5. SOLI DEO GLORIA (Sólo a Dios La Gloria). Al único y soberano trino Dios es la gloria y  la adoración, a nadie más en absoluto: Ya sea a lo que esté en los cielos:  santos, virgen, Ángeles; a lo que esté en la tierra: naturaleza, hombres  notables, jerarquías eclesiásticas o animales; ni lo que esté en ningún lugar  de Su creación. Pues, sus dos primeros mandamientos así lo determinan aunque el  catolicismo haya sustraído el segundo de los mandamientos, el mismo Dios  determinó que LA GLORIA ES SÓLO PARA ÉL: 
                    “Porque habéis sido comprados por precio;  glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales  son de Dios” (1 Corintios 6. 20); “Y  habló Dios todas estas palabras, diciendo: (1°  mandamiento) Yo  soy Jehová tu Dios, que te saqué  de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos  delante de mí.(2° mandamiento) No te harás imagen, ni ninguna semejanza de  lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo  de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová  tu Dios, fuerte, celoso, que  visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta  generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que  me aman y guardan mis mandamientos. (Éxodo 20. 1-6).  
                      
                    Los  dispensacionalistas somos cristianos evangélicos conservadores que amamos y  promovemos el estudio de la Palabra de Dios y la evangelización del mundo. No  obstante es oportuno aclarar para aquellos que no estén de acuerdo o critiquen  al dispensacionalismo, que no es una  herejía ni una nueva teología que desvirtúe las verdades bíblicas, es sólo un método de interpretación que  permite ver con más eficacia el progreso del plan divino a todos los cristianos  evangélicos que nos basamos en la inspiración verbal y plena de Las Escrituras.  
                       
                    Respecto al Arrebatamiento Pretribunacional o Premilenialismo,  sostenemos en base a los tiempos predeterminados, según nuestra interpretación,  que la Iglesia del Señor será arrebatada antes de la Gran Tribulación. Pero más  allá de cuales sean las distintas opiniones con relación a este asunto, debemos  saber y tener la certeza de que todos los que hemos confiado en la Doctrina de  LA LIBRE GRACIA SOBERANA, somos creyentes evangélicos unidos en el Señor por un  mismo Espíritu; que, confiados en SU PALABRA nos aferramos a SU PROMESA cuando a  manera de despedida y dando por concluida Su revelación, dijo: “Ciertamente  vengo en breve. Amén” (Este Amén de parte de Dios: significa será hecho); así que, aquellos  que anhelamos Su venida, más allá de nuestras distintas interpretaciones,  aceptamos con fe lo que el mismo Señor Jesús dijo: “…de aquel día y de la hora nadie sabe,  ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre.” (Marcos  13. 32);  de manera que decimos en unidad: “Sí, ven, Señor Jesús” (Apocalipsis 22. 20).          
  
                      
                    Domingo Antonio Fernández 
                      
                                          
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