Temas fundamentales de la doctrina

Acerca de la Sana Doctrina

“Si leyéramos nuestra Biblia en el original, nos impactaría en grado sumo la prominencia que le es dada a la doctrina de la elección.

Hermanos míos, si ustedes conocieran las costumbres de la primitiva Iglesia cristiana, o leyeran cualquiera de las cartas que han sido preservadas y que proceden de la primera etapa del cristianismo, se sorprenderían al encontrar cuán destacadamente figura esta doctrina; tanto, que los cristianos estaban acostumbrados a dirigirse entre ellos como los elegidos.

El término, lejos de ser recóndito, era común en la conversación diaria, y la doctrina estuvo lejos de ser mantenida en un segundo plano, –no dudo al decir que junto a la doctrina de la crucifixión y la resurrección de nuestro muy bendito Señor–, ninguna otra doctrina tenía tal prominencia en la iglesia cristiana primitiva, como la doctrina de la elección por gracia. La palabra elegido figuraba tan frecuentemente en su conversación, y estaba tan mezclada en todas sus predicaciones, en todas sus asambleas, y en todos los actos de su iglesia, que es imposible concebir que su significado pueda ser oscurecido, o tenido en desestimación.”

Carlos H. Spúrgeon

Estos estudios de la serie “Temas fundamentales de la doctrina”, tienen como propósito testificar con precisión su fidelidad a la Palabra de Dios. No sólo ajustándose al verdadero espíritu de la letra; sino también poniendo de manifiesto su mandamiento de practicarla en el diario vivir como pueblo de Dios. Dice el Señor: “¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido” (Isaías 8.20).

El gran problema para muchas almas que sinceramente quieren cumplir con fidelidad lo que Dios ha determinado para Su Pueblo, es que no  siempre se sienten seguros de andar en la verdad. Pues el motivo es que siempre hubo; y hoy más que nunca, aquellos que se encumbran como “hombres de Dios” para dirigir a Su Pueblo. Sin embargo, una gran mayoría de esos “hombres” pervierten el evangelio; ya sea porque no captan el espíritu de la letra o porque son imprecisos en su presentación; y esto es así, porque no tienen la intención de obedecerlo plenamente.